Friday, March 21, 2008

Calaucán: la hora del adiós



La crisis económica que arrastra el centro desde hace tiempo puso fin a 24 años de historia en danza.


Silencio y un recogimiento especial reinan por estos días en el Centro de Danza Calaucán. El espacio que solía bullir de actividad, con prácticas, instrucciones y ensayos, ahora sólo es visitado por sus gestoras, quienes no se deciden a despedirse definitivamente del lugar que cobijó tantas emociones por más de seis años.
Pero no hay caso, la economía puede más que los sueños más elevados y tras varios años de bogar contra la corriente tratando de mantener el centro con cada vez menos recursos, tuvieron que tomar la decisión de cerrarlo y, con él, los 24 años de historia de la compañía de danza Calaucán.

Una decisión difícil
Calaucán nació al alero del taller Pucalán en 1984 con apoyo de Joan Turner y formado por Viviana Campos, Cecilia Godoy, Manuela Bunster, Paola Aste, Mariela Raglianti, Alejandra Ochoa, Ricardo Sepúlveda y varios más, quienes solían actuar en las calles, hacer talleres en poblaciones y mostrar creaciones propias, todo por “amor al arte”.
El grupo postula en 1993 a un proyecto de talleres de danza moderna para estudiantes de enseñanza media a la municipalidad penquista. Este proyecto le permitió convertirse en escuela de danza y recibir a más de 80 alumnos por año. En 1999 ya tenían 3 niveles de danza moderna y presupuesto para montaje, coreógrafo, vestuario, utilería, etcétera. Fue la época de oro. “Hacíamos formación, difusión y creación”, destaca Paola Aste, agregando que los alumnos estudiaban gratis.
El problema era el espacio, los gimnasios que arrendaban no reunían las condiciones para hacer danza. El 99 recibieron un aporte del gobierno flamenco para infraestructura. Pasaron dos años buscando un sitio adecuado y en octubre de 2001 inauguraron el centro Calaucán en Argentina con Aníbal Pinto.
Lamentablemente, recuerda Viviana Campos, ese mismo año comenzó a disminuir el aporte municipal hasta llegar al 20% de lo original. Lo restante se suplía con becas “porque no podíamos echar a los alumnos talentosos”.
Proyectos Fondart y actuaciones ayudaron a mantener el centro, pero la postulación fallida a fondos del Bicentenario que habrían permitido el funcionamiento por un par de años fue el golpe definitivo, a fines del año pasado. Así la brecha entre realidad y sueños se hizo aún mayor y ya en enero de este año se anunciaba el cierre definitivo del espacio por el que han pasado más de 800 alumnos.
Mientras la directora regional de Cultura, Lucy Neira, señala que “me parece penoso que nadie se haya preocupado de mantener esta escuela de danza del sur de Chile”, las directoras Paola Aste yViviana Campos mantienen alguna esperanza con miras a reuniones con la intendenta y la ministra de Cultura, en busca de una solución.
Cabe destacar que en Santiago se ha gestado un movimiento pro Calaucán en el ámbito de la danza de universidades y agrupaciones, además del sindicato del rubro, este movimiento, sin embargo, no ha tenido eco en Concepción.

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