Thursday, July 13, 2006

Gabriela Mistral, la memoria y la injusticia


  • Esta semana se cumplen seis décadas desde que Lucila Godoy Alcayaga obtuvo el primer premio Nobel de América Latina.A pesar de ello, entre quienes han estudiado a la poetisa persiste la sensación de que ha sido incomprendida en su propio país.

El 15 de noviembre de 1945 le fue anunciado a Gabriela Mistral que había ganado el Premio Nobel de Literatura.
Un Nobel importantísimo pues fue con el que se retomó la entrega de estos galardones después de la interrupción que impuso la Segunda Guerra Mundial. Ese mismo año se le otorgó a Alexander Flemming en Medicina, y el de la poetisa fue el primero entregado a América Latina.
Gabriela Mistral viajó a Estocolmo y el 10 de diciembre recibió el galardón en nombre de Chile y de Latinoamérica.
“Hoy Suecia se vuelve hacia la lejana América ibera para honrarla en uno de los muchos trabajos de su cultura. El espíritu universalista de Alfredo Nobel estaría contento de incluir en el radio de su obra protectora de la vida cultural al hemisferio sur del continente Americano tan poco y tan mal conocido.... Por una venturanza que me sobrepasa, soy en este momento la voz directa de los poetas de mi raza y la indirecta de las muy nobles lenguas española y portuguesa. Ambas se alegran de haber sido invitadas al convivio de la vida nórdica, toda ella asistida por su folclore y su poesía milenarias”, dijo en parte de su discurso ante la Academia.
Sin embargo ese amor fue raramente correspondido por su tierra natal que sólo le otorgó el Premio Nacional de Literatura en 1951 y hasta la fecha mucha de su obra se ha mantenido, aunque no desconocida, sí soterrada.

El pago de Chile

Sergio Hernández, poeta y profesor de la Universidad del Bío Bío campus Chillán, quien ha escrito ensayos sobre Gabriela Mistral y recientemente fue galardonado con el Premio Regional de la Cultura y las Artes mención Literatura, destaca que este desaire de nuestro país a su poetisa viene desde siempre.
“Ella fue siempre menoscabada en Chile, el país que la lanzó fue México cuando el ministro de Educación José Vasconcellos la invitó a ese país y ella actuó en la reforma educacional mexicana. Luego en 1922 en Estados Unidos se interesaron por publicar su primer libro, “Desolación”. Fue el pago de Chile. Es una costumbre en el país valorar a sus artistas sólo cuando los reconocen afuera”, comenta Hernández.
Para el poeta el que este año se recuerde y se celebre el 60 aniversario del Nobel a Gabriela Mistral sigue siendo una buena noticia. “Siempre es oportuno recordarla, revalorarla, difundirla porque hay una especie de injusticia contra ella.
Chile no la reconoció como la mujer anticipada que fue, con una maternidad de pueblo, americanista”, sostiene.

La despedida

La obra de Gabriela Mistral está contenida en los libros “Desolación”, publicado en Nueva York en 1922 y donde aparecen los Sonetos de la muerte, con que ganó en 1914 los Juegos Florales de Santiago. En 1924 en México se publicó “Lectura para mujeres”, textos educativos. “Ternura” apareció en España en 1924 y “Tala” fue publicada en Buenos Aires en 1938.
Le siguió “Lagar”, en Santiago en 1954. Tras estos tres volúmenes de poesía en 1957, año de su muerte, se publicó en Santiago un compendio de textos llamado “Recados contando a Chile”.
En forma póstuma salió a la luz en 1967 su “Poema de Chile”, publicado en España.
Este último libro, cuyos poemas Gabriela Mistral fue escribiendo durante sus últimos 20 años de vida, los que pasó en el extranjero, concluye con una despedida “Ya me voy porque me llama / un silbo que es de mi Dueño / (...)Yo bajé para salvar / a mi niño atacameño / y por andarme la Gea / que me crió contra el pecho / (...) Sentí el aire, palpé el agua / y la Tierra. / Y ya regreso”.


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