Thursday, July 20, 2006

"Una burguesa rebelde" De amor, vejez y feminismo



  • La periodista María Angélica Blanco habla sobre su tercera novela, editada por Planeta, que será lanzada el 10 de agosto en Concepción.


"Una burguesa rebelde" es el nombre de la tercera novela que ha escrito la periodista María Angélica Blanco. Una historia donde el feminismo de los años 50 es una de las líneas fundamentales.
-¿Por qué este elemento feminista?
-Yo estaba leyendo a la Simone de Beauvoir y me empapé y me fasciné tanto con sus teorías existencialistas de que la mujer vivió durante cientos de años en un estado de inautenticidad.
Mientras el hombre era el objeto de la historia ella era el sujeto. Ella era considerada como lo inesencial frente a lo esencial, que era el hombre. Y yo dije "tengo que escribir de una mujer que quiera ser autónoma, que quiera pensarse por sí misma, que sea independiente, libre". Ahí nació el personaje de la Trinidad, que es una joven aristocrática atípica para su época, porque lee mucho en vez de ir a los tés de caridad en El Crillón.

Miedo a ser viejo

-¿Trinidad tiene algún referente en la vida real?
-Siempre uno escribe no "de" uno sino que "desde" uno. Y tú obviamente eres todo lo que amaste, lo que odiaste, lo que lloraste, lo que reíste, lo que viviste. Por lo tanto yo creo que tengo bastante de la Trinidad, por ejemplo hay reglas que no me gusta respetar.
-¿Por qué situar la historia desde el geriátrico?
-Eso en realidad tiene que ver con que a mí me asusta la vejez, por la precariedad que implica.
Porque tú te das cuenta que para tus hijos, que te adoran, puedes llegar a ser un lastre, un estorbo y sin darte cuenta te puedes ver a los 70 u 80 años confinada a un asilo.
Aunque sea un resort de las máximas comodidades, pero siempre vas a sentirte carente de afectos, que es lo más importante en la vida. Antes los ancianos eran los jefes de la tribu, ahora son desechables.
-Pero a Trinidad la rescata, ella sale del geriátrico.
-Sí, la liberé de esa cárcel.
Consideré que ella era demasiado libre para morir enjaulada.
Fue un acto absoluto de liberación.
-La novela tiene muchos guiños a la historia, tanto la de Chile como de la arquitectura.
-La verdad es que yo soy investigadora como perro de presa cuando escribo y como el marido de Trinidad es arquitecto y se va a trabajar con Mies van de Rohe a Nueva York leí mucho sobre él y me fascinó aprender de arquitectura pura, como la Bauhaus.
También Trinidad funda una sociedad feminista que nunca existió en Chile, pero me preocupé de que aparecieran algunos personajes históricos como Inés Enríquez, primera intendenta y primera diputada del país, y la primera senadora, María de la Cruz. Me he preocupado mucho de escribir de mujeres que, bueno, van diez pasos adelante.

"Escribir fue como un relámpago"

-Con tres novelas a su haber. ¿Se considera escritora o periodista?
-Desde siempre quise escribir una novela. Creo que es el sueño de todo periodista. Y mi primer acercamiento a la narrativa fue en la Escuela de Periodismo de la Católica en Santiago, donde estudié, porque tuve dos maestros. Uno era un purista de la lengua, Guillermo Blanco, y el otro era un delicioso provocador, Antonio Skármeta, que nos hacía volar con la imaginación.
Durante muchos años me dediqué al periodismo, docencia universitaria, ahora estoy en relaciones públicas institucionales, pero de pronto, como un destello, un relámpago dije: yo tengo que escribir una novela. Tenía la historia en mi cabeza y así surgió la primera novela que se llama "La noche de las cuatro lunas", que tiene un estilo lorquiano, dramático, pero es muy diáfana. Luego vino "La poetisa desnuda", que fue como una sátira contra las editoriales, se trata de una bibliotecaria que escribía en un subterráneo. Luego vino "La burguesa rebelde".
De ella hubo una primera autoedición de 300 ejemplares. Y luego Planeta la tomó. El 10 de agosto se hará el lanzamiento en el instituto Chileno-Norteamericano. Para mí fue un rotundo apoyo que una editorial como Planeta haya acogido mi novela.
Es como si entrara en la biblioteca universal de Borges.

Una burguesa atípica

Trinidad Basualto cuenta su historia desde un exclusivo resort geriátrico en Pirque, donde ha sido recluída debido a una trombosis. Desde ese escenario que odia recuerda una vida que ha estado marcada por la influencia de su padre y de grandes pensadores como Simone de Beauvoir que la impulsan a buscar su propia identidad y su autonomía, algo que está contra las concepciones de la época.
El amor de sus nietas y la compañía de una amiga también recluida la ayudan a sobrellevar su vejez y el odio enconado de una de las enfermeras, además de permitirle revelar un secreto que ha guardado toda su vida adulta "y que no vamos a contar para dejarle la sorpresa al lector", argumentó su autora.

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